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NADA

Era un terreno que ahora es un parque. Era un parque que ahora es un teatro. Era un teatro que ahora es un cine. Era un cine que ahora es una plaza. Era una plaza que ahora es una bodega. Era una bodega que ahora es un estacionamiento. Era un estacionamiento que ahora es un motel. Era un motel que ahora es una casa. Era una casa que ahora es un panteón. Era un panteón que ahora es un terreno.

Son las 17:45 y en poco tiempo Germán terminará su jornada. No gana mucho, pero le alcanza para que su familia tenga comida y techo. Ya casi terminan de construir el teatro, la más grande obra que el pueblo ha visto jamás. Es difícil creer que el pueblo está creciendo, dentro de unos años el lugar va a ser tan grande que nadie se va a conocer.

No, dice Germán, el progreso es bueno; el ambiente amigable del pueblo nunca se va a terminar. Algunos dicen que el progreso es mal augurio, pero Germán piensa que sus hijos tendrán una mejor vida gracias a los avances; después de todo, el teatro necesitará mantenimiento y empleados para funcionar bien; a lo mejor y hasta llega a tener actores en la familia.

Cuando dieron la noticia de que el teatro sería reemplazado por un cine, el pueblo se alegró; pero sólo bastó una función para que todos cambiaran de opinión. Dos semanas duró en actividad, el cine tuvo que cerrar. Las películas se perdieron, la taquilla desapareció, incluso hasta los vitrales terminaron en el piso después del ataque. No quedó nada.

-No veo manera de arreglar esto.

-¿Qué?

-El paso del tiempo.

-¿Para qué? ¿Quieres ser niño para siempre o qué?

-No, no, no. Es que ahí enfrente, donde está ese motel, antes había un cine enorme ¿No te hubiera gustado conocerlo?

-A lo mejor si ¿Era muy grande?

-Grandísimo… Me gustaría poder viajar en el tiempo para ir a ese cine, las películas que pasaban ahí debieron haber sido lo mejor.

-Que triste que no lo conocimos.

-Hay que encontrar la forma de viajar en el tiempo.

-Pues… podríamos inventar algo.

-Debe haber una forma.

-¡Espera! Creo que lo tengo, viajar en el tiempo sí se puede.

-¡Vamos a mi casa! A lo mejor ahí encontramos algo que nos pueda servir.

El cielo está azul y el sol brilla como nunca. Lastima que hoy es el entierro del papá de Manuel. Todo el mundo llora y se muere de calor bajo sus ropas negras; y de miedo, sobre el montón de muertos. Paco no lo sabe, pero el terminará enterrado justo debajo del lugar en donde está parado llorando la perdida de su abuelo. Es raro pensar que de los muertos nazca el pasto, las plantas y los árboles; qué grosería, dice Paco.

-Está bonito el parque del pueblo, donde yo vivo nada más hay 8 casas y una cantina. Me gustaría que hubiera un parque así. Estoy harto del alcohol. ¿Por qué no nos mudamos a este pueblo? Tal vez acá nuestros hijos tengan un mejor futuro. Acá si llegó el progreso, acá el futuro se ve que promete; y además cumple. Yo quiero que los niños tengan una mejor vida que la nuestra.

Fuego. Se quema. La gente trata de salvarla pero aún así se quema. La gran bodega de vinos y licores, famosa por su tamaño, parece llegar a su fin. Es muy triste; esos días en los que todos llegaban a comprar y comprar en la gran bodega se acaban; la felicidad se acaba. Ya no habrá qué tomar, ni en qué divertirse; ya no nos podremos embriagar. Cubetas y cubetas, mangueras de todos los tamaños, todos tratan de salvar la bodega. Pero se quema, se quema, se quema. Se quemó.

-¿Entonces cómo ves el terreno?

-La tierra se ve fértil, podemos ocuparlo. Hay que cultivar aquí, y ponemos nuestras casas.

-Órale compadre, traemos aquí a las familias y vas a ver como si vamos a tener un mejor futuro y un buen porvenir.

Esta es la historia de doctores que ahora es de una costurera. Es la historia de una costurera que ahora es de un muchacho. Es la historia de un muchacho que ahora es de un desastre. Es la historia de un desastre que ahora es de un lugar. Es la historia de un lugar que ahora ya no es de nada.